Con triplete de Ángel Sepúlveda, el Cruz Azul derrotó 1-3 al Necaxa en Aguascalientes y amaga con fortalecerse en el tramo final de la fase regular.
Un ángel arribó a La Noria para conducir La Máquina de Joaquín Moreno, que amenaza con rodar en las estaciones finales. Esta vez, en el Estadio Victoria, obtuvo una contundente victoria con tres tantos de su delantero titular, Ángel Sepúlveda, quien se anunció como nuevo refuerzo apenas a mitad del torneo.
Los Rayos del Necaxa inicialmente hicieron pesar su localía, al estar encima del equipo cementero y propiciar algunas intervenciones de Andrés Gudiño. Edgar Méndez intimidó con vacunar a la que fuese su escuadra por un par de años; no obstante, fue hasta el minuto 20 que se rompió el cero y comenzó la fiesta del Cuate. El nueve cruzazulino rindió homenaje a su nombre de pila y, con una chilena angelical, colgó el 0-1.
En el segundo tiempo, una mano de Willer Ditta detro del área facilitó a los locales la posibilidad de empatar momentáneamente desde la pena máxima, cuyo cobro estuvo a cargo de Facundo Batista. A partir de ello, el encuentro se mantuvo emparejado hasta sus últimos instantes. El seleccionado mexicano, Uriel Antuna, tuvo un par de llegadas que no fueron concretadas, entre la falta de precisión y la cobertura de Raúl Gudiño.
Al 87′ reapareció el espíritu del ángel por un nuevo contacto en el brazo dentro del área, ahora del Necaxa por parte de Alejandro Andrade. Después de que Fernando Guerrero revisara la acción en el VAR, sancionó al equipo de Fentanes mediante la entrega de la definición desde los once pasos a Cruz Azul.
Ya corrían los minutos de compensación cuando Sepúlveda engañó al arquero necaxista y mandó la pelota hacia el fondo de la red. Pese a acumular efectivos en el campo celeste, los rojiblancos sufrieron otro embate en la última jugada del cotejo iniciado por Rodrigo Huescas; recorrió un tercio completo del campo para que Ángel Baltazar firmara su hat-trick y, como Rey Mago, regalara a Cruz Azul su segundo triunfo consecutivo. Esta noche, una aureola opacó el Victoria.