El delantero francés ascendió como la gran figura de la Fecha 13 disputada entre los felinos y los celestes con gol y asistencia.
Los Tigres devoraron a su presa azulada en “El Volcán” al ritmo de La Marsellesa. Desde los primeros pasos del partido, amagó con desgarrar las vestiduras de La Máquina, que nuevamente se descarriló y se topó con una nueva derrota.
Fernando Gorriarán, Diego Lainez, Sebastián Córdova y el siempre trascendente André Pierre-Gignac fueron las principales garras que modeló el felino para intimidar a los Cementeros, pero Andrés Gudiño, sin sufrir los efectos del bochorno presente en La Sultana, inicialmente respondió con retención a los remates rivales.
Paulatinamente, Cruz Azul ganó terreno a partir de disparos desde fuera del arco para despertar los malabares de Nahuel Guzmán, hasta que un gran centro lateral de Rodolfo Rotondi previo al final de la primera parte fue finalizado con una volea impecable de Uriel Antuna. De este modo, los visitantes se marcharon victoriosos a la pausa.
Tras unos minutos en los que el conjunto universitario estaba al acecho con cautela, una acción de Carlos Salcedo con un pase dirigido erróneamente a Gignac, imponente atacante local, culminó con el emparejamiento momentáneo del encuentro. Los Tigres ya dejaban fluir su instinto depredador.
El último tramo del cotejo delató que el conjunto dirigido por Joaquín Moreno estaba sometido; sin embargo, había una ligera esperanza de liberarse de los colmillos del norte. Por ello, el capitán francés sacó a relucir sus garras en una pelota parada de último minuto.
Rafael Carioca esperó sigilosamente que el galo detectara su falta de marcación, y la jugada concluyó tal como ambos lo imaginaron: la anotación del brasileño que dio la victoria de 2-1 a los Tigres para desatar los rugidos en Estadios Universitario.
Su sonido hizo eco hasta el subliderato del torneo, y a falta de cuatro fechas de la fase regular, todo indica que los intimidantes felinos de Robert Dante Siboldi estarán en la fiesta grande del balompié nacional. Mientras tanto, Cruz Azul cada día depende menos de sí mismo para alcanzar la estación final; tendrá que buscar rodar y esperar a que otros pierdan el rumbo simultáneamente.
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